martes, 15 de julio de 2008

Pedraforca

Subo unas fotos que tienen casi un año. Son de la ascensión que hicimos Ginés y yo al Pedraforca, la primera de muchas, espero.

El Pedraforca es una cima emblemática, debido, más que a su altura (2.497 m) a su curiosa doble cima en forma de "horquilla", o "forca" en catalán. Hacía un par de años, un servidor había intentado "subir" por la tartera en compañía de un grupo de amigos. Lo hicimos de noche, así que no tardamos en perder el camino. A partir de ahí se hizo casi imposible, ya que a cada paso que dabas hacia arriba la piedra suelta te hacía retroceder dos. Fue una locura pero, eso sí, valió la pena por contemplar el amanecer allí arriba.


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En esta ocasión decidimos seguir la ruta normal, por la Collada de Verdet. Salimos el viernes por la tarde hacia Saldes, con la intención de pasar la noche en algún camping de la zona, que estaban todos completos. Tras dos intentos, encontramos sitio en el tercero, ya de noche.


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El pan, que no falte

A la mañana siguiente, desayuno rapidito, empaquetado de tienda y mochila y rumbo hacia el mirador de Gresolet. La carretera que lleva hasta allí se coge en Saldes y nos lleva hasta un aparcamiento en la falda de la montaña (1.560 m), con unas vistas excelentes.


Ginés aprieta y me cuesta seguirle ¡tengo que hacer menos sofá!

Después de pasar el Refugio Luis Estasén, cogemos el camino de la derecha, que lleva al Coll de Verdet. De momento es bastante llano y pasa entre grandes piedras desprendidas, pero pronto empezará la subida por la Canal de Verdet hacia el collado. La subida es dura ¡y se puede hacer eterna!


La Serralada del Cadí desde el Collado de Verdet

A partir del Collado (2.244 m) empieza lo bueno, la parte más divertida, aunque también la más difícil: la trepada. Aquí es donde los más cautos pensarán en darse la vuelta, aunque si se va despacito y con cuidado no hay peligro, ya que el agarre (a no ser que llueva) es muy bueno en todo el recorrido. Pues eso, deberemos trepar y trepar (que no escalar), siguiendo las marcas amarillas que encontraremos en la roca y que nos señalan el camino.


Las características de la roca facilitan la trepada


Sólo hay un peligro: ¡mirar hacia abajo!


En la montaña las distancias nunca son las que parecen.

Parece que hemos llegado a la cima, pero en varias ocasiones hay que destrepar y volver a subir para hacerlo por el sitio correcto o, al menos, por el menos peligroso. Ah, se me olvidaba mencionar que vimos varios niños por ahí arriba, así que tampoco es para tanto.


Las palomas de las cumbres.

A la izquierda, el Cim del Calderer y a la derecha, el Pollegó Superior: son las dos puntas de la "enforcadura" que le dan al Pedraforca su característica forma.

Ya estamos muy cerca

¡¡Y por fin llegamos a la cumbre!! Debo decir que no ha sido fácil, que es un recorrido bastante exigente en cuanto a la forma física, y la mía dejaba bastante que desear. Hemos (he) sufrido, pero ha valido la pena. Nos comemos los bocatas y para abajo, que se acercan unas nubes sospechosas.

Foto de rigor con autodisparador


Desde aquí vemos el refugio Lluis Estasén y la carretera del Gresolet

Aún queda lo mejor, bajar por la tartera. En la foto de abajo, podéis ver la inclinación del terreno. La mejor forma de descender es dejarse deslizar por la roca suelta, que se acumula en grandes cantidades y es del tamaño ideal. Puede parecer una locura, pero es lo más rápido, relativamente seguro, y divertido.


¡Esto está muy empinado! Foto de http://mediambient.gencat.net/


El magnífico Pedraforca. Es increíble que hayamos bajado por ahí enmedio

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Me encanta esta última foto! La verdad es que es un cim bien bonito el Pedraforca, aunque yo no me veo capaz de hacerlo!! No me veo yo "dejándome caer" por la tartera esa... ya sabes que las bajadas no son lo mío y que me da miedo hasta cruzar un río aunque haya piedrecicas a modo de caminillo...

Un beso!