martes, 16 de septiembre de 2008

Hay que tenerla en Cuenca (II)

Tras la excursión a pie por la Hoz de Beteta continuamos nuestro periplo por la Serranía conquense. Ahora iniciaremos una rutilla hacia el interior, hacia el meollo, el corazón, el tuétano de esta tierra. Comenzaremos en Beteta, capital de la región y lugar de antigua importancia económica y estratégica.


Beteta fue en sus tiempos una rica e importante villa


Gateta en Beteta

A cuatro quilómetros de Beteta encontramos la laguna meromíctica de El Tobar, que está alimentada naturalmente por un manantial que aflora en su lado este (excursión de media hora), con un caudal medio anual de unos 240 l/s. Artificialmente, recibe las aguas desde la presa de Santa María del Val, por una cañería subterránea. Hay ánades, zambullines y fochas.


Una zambullina

Después pasaremos por Lagunaseca, Santa María del Val, Poyatos y Fuertescusa. En Lagunaseca aún se puede ver una fuente donde antiguamente la gente iba a por agua con sus cántaros y un lavadero donde las mujeres lavaban y lavan sus apechusques. Santa María del Val está enclavado junto a un río y al embalse de la Tosca y es más bonito que sus vecinos. Cerca de Poyatos vimos una cierva y su cervatillo atravesando la carretera (el pueblo no tiene demasiado interés) y qué decir de Fuertescusa (no os perdáis en su web el concurso fotográfico y la sección de expresiones).

Esto es señal de cierta dejadez


Cien años perrunos


Arquitectura humilde en Santa María del Val


¿Qué decir de Fuertescusa?

Al volver a Cañamares y como aún nos sobra tiempo, pasamos por Priego, que está de fiestas. El pueblo es grandecito, está en el límite de las comarcas de la Alcarria y la Serranía y se puede decir que es la puerta de la Sierra. A cuatro quilómetros de Priego encontramos el convento de San Miguel de las Victorias.

"Su origen se remonta al siglo XVI, cuando tiene lugar la Batalla de Lepanto, el 7 de Octubre de 1571. Al mando de las fuerzas cristianas se hallaba Don Juan de Austria, cuyo mayordomo mayor, Don Fernando Carrillo de Mendoza, sexto conde de Priego, era acompañado por sus hijos Don Luis y Don Antonio. El conde ofreció al Señor la fundación de un convento de religiosos si el y sus hijos salían ilesos de la batalla. Así fue, y en 1547 levantó el convento sobre la ermita de San Miguel, de la que toma el nombre, y al que añade "de las Victorias" como homenaje al triunfo sobre los turcos. ". Extractado de aquí.

Actualmente el convento es utilizado como albergue juvenil
, bastante decrépito, debo añadir.


Aquí la juventud lo pasa teta

Continuará...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buena elección el recorrido por la serranía conquense. Pero debo decir que de dejadez en Lagunaseca nada, ya tiene su buen cartel, como merece ella. Viva la serranía de Cuenca y viva Lagunaseca! Afortunados somos los que tenemos este tipo de pueblos. Saludos.